sábado, 5 de febrero de 2022

Eduardo Porto Rey

Me he enterado que han encontrado muerto en su casa a Eduardo Porto "Portito". Mi más sentido pésame a sus hermanos y familiares.

3 comentarios:

Robert Newport dijo...

Triste noticia en los albores de este 2022. Mi más sinceras y muy sentidas condolencias a sus hermanos, Ramón (Moncho) y Enrique (Quique), que hago extensivas a toda la familia. Un fortísimo abrazo.

Joaquín Sampere dijo...

Pequeña anécdota:En primer cuso del año57, en clase del SR. MARIÑO, un día del mes de febrero, Portito y yo, estábamos mirando por el ventanal que daba al campo trasero, mirando el trotar del caballo de CASCÓN (Para los no Villagarcianos , CASCÓN, era el Capitán del puesto de Guardia Civil de Villagarcía)y entonces el SR. Mariño pregunta SAMPERE ¿llueve?, yo contesto ¡no señor!, acto seguido, pregunta PORTO ¿ Como se llama la herramienta manual que se utiliza para hacer agujeros en la madera? y portito, raudo y veloz contesta BIRBIRIKÍ SR .Mariño, todos sabemos que correctamente, se llama Birbikí, y lógicamente carcajada monumental de la clase.

Antonio Búa Eiras dijo...

Eduardo y yo convivimos, nuestro primer año de universidad en Madrid, en el Colegio Mayor Guitarte. El colegio mayor tenía el patio trasero en común con la Universidad Central de San Bernardo, donde se albergaba la Facultad de Económicas, todavía sin trasladarse a la Ciudad Universitaria. Los alumnos se resistían al traslado y montaban saraos de protesta que les colocaban en el cenit de la oposición social y política al Régimen. El colegio era uno de los tres gestionados por el SEU (de adscripción falangista). Así que nos bautizamos en esas lides de dialéctica política.
El Guitarte estaba situado a espaldas del Edificio España, donde termina la Gran Vía de Madrid. Casi todos los días, después de la cena dábamos un paseo por la Gran Vía hasta la Plaza del Callao y luego retornábamos. Ambos nos iniciamos el el hábito de fumar de esta guisa: comprábamos un cigarro rubio americano a la primera cigarrera que encontrábamos apostada en la acera (1 peseta por cada cigarro), lo degustábamos plácidamente durante la subida de la calle y animados con su ambiente y nuestra amistosa conversación.